miércoles, 21 de septiembre de 2011

LAS AVENTURAS DE TOM SAWYER: OBRA DRAMÁTICA

Las aventuras de Tom Sawyer
Entra la  anciana:
Anciana: ¡Tom!
Silencio.
Anciana: -¡Tom!
Silencio.
Anciana: -¡Dónde andará metido ese chico!... ¡Tom!
(Se bajó los anteojos y miró, por encima, alrededor del cuarto; después se los subió a la frente
y miró por debajo).
Se quedó un instante perpleja y dijo:
 Anciana: -Bueno; pues te aseguro que si te echo mano te voy a...
No terminó la frase, porque antes se agachó dando estocadas con la escoba por debajo de la cama; así es que necesitaba todo su aliento para puntuar los escobazos con resoplidos. Lo único que consiguió desenterrar fue el gato.
Anciana: -¡No se ha visto cosa igual que ese muchacho!
Fue hasta la puerta y se detuvo allí, recorriendo con la mirada las plantas de tomate y las hierbas Silvestres que constituían el jardín. Ni sombra de Tom. Alzó, pues, la voz a un ángulo de puntería calculado para larga distancia y gritó:
Anciana: -¡Tú! ¡Toooom!
Oyó tras de ella un ligero ruido y se volvió a punto para atrapar a un muchacho por el borde de la chaqueta y detener su vuelo.
Anciana: -¡Ya estás! ¡Que no se me haya ocurrido pensar en esa despensa!... ¿Qué estabas haciendo ahí?
Tom: -Nada.
Anciana: -¿Nada? Mírate esas manos, mírate esa boca... ¿Qué es eso pegajoso?
Tom: -No lo sé, tía.
Anciana: -Bueno; pues yo sí lo sé. Es dulce, eso es. Mil veces te he dicho que como no dejes en paz ese dulce te voy a despellejar vivo. Dame esa vara.
La vara se cernió en el aire. Aquello tomaba mal cariz.
Tom: -¡Dios mío! ¡Mire lo que tiene detrás, tía!
(La anciana giró en redondo, recogiéndose las faldas para esquivar el peligro; y en el mismo instante escapó el chico, se encaramó por la alta valla de tablas y desapareció tras ella. Su tía Polly se quedó un momento sorprendida y después se echó a reír bondadosamente.)
Anciana: -¡Diablo de chico! ¡Cuándo acabaré de aprender sus mañas! ¡Cuántas jugarretas como ésta no me habrá hecho, y aún le hago caso! Pero las viejas bobas somos más bobas que nadie. Perro viejo no aprende gracias nuevas, como suele decirse. Pero, ¡Señor!, si no me la juega del mismo modo dos días seguidos, ¿cómo va una a saber por dónde irá a salir? Parece que adivina hasta dónde puede atormentarme antes de que llegue a montar en cólera, y sabe, el muy pillo, que si logra desconcertarme o hacerme reír ya todo se ha acabado y no soy capaz de pegarle. No; la verdad es que no cumplo mi deber para con este chico: ésa es la pura verdad. Tiene el diablo en el cuerpo; pero, ¡qué le voy a hacer! Es el hijo de mi pobre hermana difunta, y no tengo entrañas para zurrarle. Cada vez que le dejo sin castigo me remuerde la conciencia, y cada vez que le pego se me parte el corazón. ¡Todo sea por Dios! Pocos son los días del hombre nacido de mujer y llenos de tribulación, como dice la Escritura, y así lo creo. Esta tarde se escapará del colegio y no tendré más remedio que hacerle trabajar mañana como castigo. Cosa dura es obligarle a trabajar los sábados, cuando todos los chicos tienen asueto; pero aborrece el trabajo más que ninguna otra cosa, y, o soy un poco rígida con él, o me convertiré en la perdición de ese niño.
Tom hizo rabona, en efecto, y lo pasó en grande. Volvió a casa con el tiempo justo para ayudar a Jim, el negrito, a aserrar la leña para el día siguiente y hacer astillas antes de la cena; pero, al menos, llegó a tiempo para contar sus aventuras a Jim mientras éste hacía tres cuartas partes de la tarea. Sid, el hermano menor de Tom o mejor dicho, hermanastro, ya había dado fin a la suya de recoger astillas, pues era un muchacho tranquilo, poco dado a aventuras ni calaveradas. Mientras Tom cenaba y escamoteaba terrones de azúcar cuando la ocasión se le ofrecía, su tía le hacía preguntas llenas de malicia y trastienda, con el intento de hacerle picar el anzuelo y sonsacarle reveladoras confesiones. Como otras muchas personas, igualmente sencillas y candorosas, se envanecía de poseer un talento especial para la diplomacia tortuosa y sutil, y se complacía en mirar sus más obvios y transparentes artificios como maravillas de artera astucia. Así, le dijo:
Anciana: -Hacía bastante calor en la escuela, Tom; ¿no es cierto?
Tom: -Sí, señora.
Anciana: -Muchísimo calor, ¿verdad?
Tom: -Sí, señora.
Anciana: -¿Y no te entraron ganas de irte a nadar?
Tom sintió una vaga escama, un barrunto de alarmante sospecha. Examinó la cara de su tía Polly, pero nada sacó en limpio. Así es que contestó:
Tom: -No, tía; vamos..., no muchas.
(La anciana alargó la mano y le palpó la camisa.)
Anciana:-Pero ahora no tienes demasiado calor, con todo.
Y se quedó tan satisfecha por haber descubierto que la camisa estaba seca sin dejar traslucir que era aquello lo que tenía en las mientes. Pero bien sabía ya Tom de dónde soplaba el viento. Así es que se apresuró a parar el próximo golpe.
Tom: -Algunos chicos nos estuvimos echando agua por la cabeza. Aún la tengo húmeda. ¿Ve usted?
(La tía Polly se quedó mohína, pensando que no había advertido aquel detalle acusador, y además le había fallado un tiro. Pero tuvo una nueva inspiración.)
Anciana:-Dime, Tom: para mojarte la cabeza ¿no tuviste que descoserte el cuello de la camisa por donde yo te lo cosí? ¡Desabróchate la chaqueta! Toda sombra de alarma desapareció de la faz de
(Tom abrió la chaqueta. El cuello estaba cosido, y bien Cosido.)
Anciana:-¡Diablo de chico! Estaba segura de que habrías hecho rabona y de que te habrías ido a nadar. Me parece, Tom, que eres como gato escaldado, como suele decirse, y mejor de lo que pareces. Al menos, por esta vez.
Le dolía un poco que su sagacidad le hubiera fallado, y se complacía que Tom hubiera tropezado y caído en la obediencia por una vez. Pero Sid dijo:
Sid:-Pues mire usted: yo diría que el cuello estaba cosido con hilo blanco y ahora es negro.
Anciana:-¡Cierto que lo cosí con hilo blanco! ¡Tom!
Pero Tom no esperó el final. Al escapar gritó desde la puerta:
Tom:-Siddy, buena zurra te va a costar.
Ya en lugar seguro, sacó dos largas agujas que llevaba clavadas debajo de la solapa. En una había enrollado hilo negro, y en la otra, blanco.
Tom: «Si no es por Sid no lo descubre. Unas veces lo cose con blanco y otras con negro. ¡Por qué no se decidirá de una vez por uno a otro! Así no hay quien lleve la cuenta. Pero Sid me las ha de pagar, ¡reconcho!»
No era el niño modelo del lugar. Al niño modelo lo conocía de sobra, y lo detestaba con toda su alma. Aún no habían pasado dos minutos cuando ya había olvidado sus cuitas y pesadumbres. De pronto Tom suspendió el silbido: un forastero estaba ante él; un muchacho que apenas le llevaba un dedo de ventaja en la estatura. Un recién llegado, de cualquier edad o sexo, era una curiosidad emocionante en el pobre lugarejo de San Petersburgo. El chico, además, estaba bien trajeado, y eso en un día no festivo. Esto era simplemente asombroso. El sombrero era coquetón; la chaqueta, de paño azul, nuevo, bien cortado y elegante; y a igual altura estaban los pantalones. Tenía puestos los zapatos, aunque no era más que viernes. Hasta llevaba corbata: una cinta de colores vivos. En toda su persona había un aire de ciudad que le dolía a Tom como una injuria. Cuanto más contemplaba aquella esplendorosa maravilla, más alzaba en el aire la nariz con un gesto de desdén por aquellas galas y más rota y desastrada le iba pareciendo su propia vestimenta. Ninguno de los dos hablaba. Si uno se movía, se movía el otro, pero sólo de costado, haciendo rueda. Seguían cara a cara y mirándose a los ojos sin pestañear. Al fin, Tom dijo:
Tom: -Yo te puedo.
El forastero: -Pues anda y haz la prueba.
Tom: -Pues sí que te puedo.
El forastero: -¡A que no!
Tom: -¡A que sí!
  -¡A que no!
Siguió una pausa embarazosa. Después prosiguió Tom:
Tom: -Y tú, ¿cómo te llamas?
El forastero: -¿Y a ti que te importa?
Tom: -Pues si me da la gana vas a ver si me importa.
El forastero: -¿Pues por qué no te atreves?
Tom: -Como hables mucho lo vas a ver.
El forastero: -¡Mucho..., mucho..., mucho!
Tom: -Tú te crees muy gracioso; pero con una mano atada atrás te podría dar una tunda si quisiera.
El forastero: -¿A que no me la das?...
Tom: -¡Vaya un sombrero!
El forastero: -Pues atrévete a tocármelo.
Tom: -Lo que eres tú es un mentiroso.
El forastero: -Más lo eres tú.
Tom: -Como me digas esas cosas agarro una piedra y te la estrello en la cabeza.
El forastero: -¡A que no!
Tom: -Lo que tú tienes es miedo.
El forastero: -Más tienes tú.
Otra pausa, y más miradas, y más vueltas alrededor. Después empezaron a empujarse hombro con hombro.
Tom: -Vete de aquí
El forastero: -Vete tú
Tom: -No quiero.
El forastero: -Pues yo tampoco.
Y así siguieron, cada uno apoyado en una pierna como en un puntal, y los dos empujando con toda su alma y lanzándose furibundas miradas. Pero ninguno sacaba ventaja. Después de forcejear hasta que ambos se pusieron encendidos y arrebatados los dos cedieron en el empuje, con desconfiada cautela, y Tom dijo:
Tom: -Tú eres un miedoso y un cobarde. Voy a decírselo a mi hermano grande, que te puede deshacer con el dedo meñique.
El forastero: -¡Pues sí que me importa tu hermano! Tengo yo uno mayor que el tuyo y que si lo coge lo tira por encima de esa cerca.
(Ambos hermanos eran imaginarios.)
Tom: -Eso es mentira.
El forastero: -¡Porque tú lo digas!
Tom hizo una raya en el polvo con el dedo gordo del pie y dijo:
Tom: -Atrévete a pasar de aquí y soy capaz de pegarte hasta que no te puedas tener. El que se atreva se la gana.
El recién venido traspasó en seguida la raya y dijo:
El forastero: Ya está: a ver si haces lo que dices.
Tom: -No me vengas con ésas; ándate con ojo.
El forastero: -Bueno, pues ¡a que no lo haces!
Tom: -¡A que sí! Por dos centavos lo haría.
El recién venido sacó dos centavos del bolsillo y se los alargó burlonamente. Tom los tiró contra el suelo. En el mismo instante rodaron los dos chicos, revolcándose en la tierra, agarrados como dos gatos, y durante un minuto forcejearon asiéndose del pelo y de las ropas, se golpearon y arañaron las narices, y se cubrieron de polvo y de gloria. Cuando la confusión tomó forma, a través de la polvareda de la batalla apareció Tom sentado a horcajadas sobre el forastero y moliéndolo a puñetazos.
Tom: -¡Date por vencido!
El forastero no hacía sino luchar para libertarse. Estaba llorando, sobre todo de rabia.
Tom: -¡Date por vencido!
y siguió el machaca miento. Al fin el forastero balbuceó un «me doy», y Tom le dejó levantarse y dijo:
Tom: -Eso, para que aprendas. Otra vez ten ojo con quién te metes.
El vencido se marchó sacudiéndose el polvo de la ropa, entre hipos y sollozos, y de cuando en cuando se volvía no viendo la cabeza y amenazando a Tom con lo que le iba a hacer «la primera vez que lo sorprendiera». A lo cual Tom respondió con mofa, y se echó a andar con orgulloso continente. Pero tan pronto como volvió la espalda, su contrario cogió una piedra y se la arrojó, dándole en mitad de la espalda, y en seguida volvió grupas y corrió como una antíope. Tom persiguió al traidor hasta su casa, y supo así dónde vivía. Tomó posiciones por algún tiempo junto a la puerta del jardín y desafió a su enemigo a salir a campo abierto; pero el enemigo se contentó con sacarle la lengua y hacerle muecas detrás de la vidriera. Al fin apareció la madre del forastero, y llamó a Tom malo, tunante v ordinario, ordenándole que se largase de allí. Tom se fue, pero no sin prometer antes que aquel chico se las había de pagar. Llegó muy tarde a casa aquella noche, y al encaramarse cautelosamente a la ventana cayó en una emboscada preparada por su tía, la cual, al ver el estado en que traía las ropas, se afirmó en la resolución de convertir el asueto del sábado en cautividad y trabajos forzados.



Las aventuras de Tom Sawyer:
Un día como cualquiera en la casa de Tom estaba la tía Polly y su hermanastro Sydney (buscando a Tom)
Tia Polly: Tom, Tom (gritando)
(Sale al jardín a buscarlo)
Tom: me tengo que escapar si no me va a dar una golpiza (corre)
Tia polly: Tom ven acá (gritando)
Tom: nooooo
En la cena estaban sentados en el comedor Tom, Tia polly y Sydney
Tia Polly: Tom a donde fuiste a la piscina verdad?
Sydney: si, si se escapo y se fue a la piscina
Tom: eres un chismoso (reclamándole)
Sydney: no pues yo solo dije la verdad
Tom se escapa de nuevo para no recibir una paliza se puso a caminar calle abajo y se topo con un muchacho bien vestido
Tom: Hey te reto
Muchacho: a que
Tom: soy muy fuerte y te puedo tumbar con una sola mano
Muchacho: vamos a ver si es verdad
Los dos se agarraron a golpes. Al sentársele encima Tom a el muchacho y darle unos puñetazos gano
Tom: te dije
Tom vuelve a su casa al día siguiente
Tia Polly: TE ordeno que te pongas a pintar la cerca del jardín
Tom: si esta bien (acepto no muy convencido)
Mientras Tom pintaba la cerca se encontró con el jardinero con el cual hizo un trato
Jardinero: te propongo un trato
Tom: ¿cual?
Jardinero: tú vas a ir a ver al agua y yo sigo pintando
Al regresar Tom el jardinero cada quien siguió con su labor. Se aparece su amigo Ben
Ben: jajajajaja, que mal pintas
Tom: Pues ven, tu ponme la muestra ( y dejo que Ben acabara de pintar la cerca)
Regreso la tía Polly
Tia Polly: no puedo creer que hicieras una tarea bien hecha
Tom: gracias quiero pedirle permiso para salir
Tia Polly: Claro te lo has ganado
Tom cruzo la cerca y vio a la niña preciosa rubia de ojos azules, cuando anocheció, se puso tras la ventana para verla
Nina: ¿Que haces ahí? (y la arrunda un balde de agua fría)
Tom: ¿por que haces eso? (empezó a aventar piedras por la ventana)
Al día siguiente se encontró con su amigo Huck con el cual se detuvo a hablar mientras para la escuela. Llego a la escuela
Profesor: por que se debe el retraso?
Tom: esque me detuve a hablar con Huck
Profesor: ahora de castigo te vas a sentar con las niñas
Tom: esta bien
En ese grupo estaba aquella niña rubia de ojos azules y se hicieron buenos amigos.
Era de noche y Huck fue a la casa de Tom.
Huck: vámonos ay que escaparnos
Tom: si vamos pero a donde
Huck: a enterrar un gato
Fueron pero adentro se encontraron a Joe, el indio y Muf Potter (con ellos se encontraron el doctor revisan y se hallaban desenterrando un cadáver.
Joe: nos tienes que dar más dinero
Potter: si para algo hacemos el trabajo
Doctor: no, ya les di lo justo
Empezaron a golpear al doctor. El doctor dejo inconsciente a Potter mientras que Joe mato al doctor con la navaja de Potter.
 Después de un rato Potter se levanto y encontró la navaja ensartada.
Potter: Joe te pido que no digas nada.
Joe: esta bien no diré nada
 Se fueron pero quedo el cuerpo desenterrado y el cuerpo del doctor y la navaja ensangrentada. Tom y Huck se dieron a la fuga.
Al día siguiente era sábado y todo el pueblo y el alguacil detuvieron a Joe.
Alguacil: que sabes tu de lo que paso
Joe: (con cara de asustado)no yo no se nada
Alguacil: en la escena del crimen se encontró tu navaja
Potter: no, no es la mía (asustado)
El recuerdo del asesinato del doctor no los dejo dormir a Tom y a su amigo, los cuales decidieron alejarse del pueblo pues se sentían culpables.
Tom salió de su casa y se encuentra con su amigo Harper.
Harper: ¿a donde vas?
Tom: me voy a hacer pirata
Harper: yo me uno
En ese momento llega Huck.
Huck: esperen esperen que yo iré con ustedes
Llego la noche y salieron en una balsa el rio abajo donde se hallaba una pequeña isla.
Tom: yo  tomare el nombre de “vengador negro”
Huck: yo el de mano roja
Harper: yo seré el terror de los mares
Al llegar la madrugada se amanecieron, comiendo y disfrutando pero se sentían solos ( se escucharon estruendos) y se quedaron callados , era un barco que los andaba buscando, era madrugada y ya todos estaban dormidos.
Tom: Tengo que ir al pueblo
Cuando llego al pueblo, entro a la casa de la tía Polly y encontró a su hermanastro
Mary: Eran buenos muchachos Tom solo era un poco alocado (Tom regreso a la isla)
Tom: la gente nos anda buscando, escuche que decían que si la busque daño daba resultado, los funerales se hacían el sábado a las 2:00 pm la gente estaba muy entristecida.
El padre estaba dando la misa cuando de repente llegan el padre quedo pálido y la gente salto de alegría.
Tia Polly: que bueno que volvieron
Mary: si hijo que bueno que están de vuelta
Como a Huck nadie lo abrazo empezó a escabullirse
Tom: Tia abraza también a Huck también lo necesita (lo abrazan)
Todos comienzan a cantar de alegría de que volvieron
Tom le conto a su tia Polly todo lo que le paso. Más tarde se fueron a la escuela. Al llegar a la escuela todos atraían su atención ante ellos eran la novedad del momento.
La mamá de becky organizo un viaje a las cavernas Mcdougal.Tom ahora ya que era pirata decidió hacer una búsqueda de tesoro.
Tom: vamos abuscar el tesoro
Huck: si vamos
Tom: hay que buscar por los arboles haber que encontramos
Huck: esta bien comencemos buscando por hay
Tom: Huck ya te cansaste
Huck: si ya estoy algo cansado, mira vamos a la cima del monte hay esta una casa vieja y misteriosa
Tom: si vamos
Huck: hay que ver que hay
Tom: si vamos
Huck: no hay nada
Tom: se escucharon unas voces
Huck: si yo también las escuche.
Era Joe y un compañero estaban conversando de una venganza al pueblo. Cuando de pronto su compañero se cae y ve un baúl el cual tenía muchas monedas de oro así que se lo llevaron a un escondite seguro. Cuando se fueron al piso de arriba los chicos huyeron.
Tom: mira van para arriba
Huck: si nos escapamos cuando se vallan mas arriba
Tom: y si vemos donde escondieron el tesoro
Huck: pues seria buena idea
Y decidieron seguirlos para ver donde escondían el tesoro y así lo hicieron.
A la mañana siguiente Tom le ordena a su amigo que los este vigilando, mientras que el se iba a la expedición de la caverna de McDougal
Tom: tu te quedas y yo voy a la caverna pero mantenlos bien vigilados
Huck: este si, yo los vigilo bien
En la caverna de McDougal se perdieron Tom y su amada Becky y como se separaron se apartaron y se perdieron asta que se quedaron sin vela para alumbrar.
Tom: Becky no te separes
Pero Becky se había ido por otro camino
Tom. Becky
Becky: Tom
Todos creían que estaban en la casa de Harper y como no estaban realizaron un búsqueda la tía Polly y el abogado Tatcher.
Tía: Tom y Becky no están realizaremos una búsqueda
Abogado: si deben de estar no muy lejos de aquí
Tia: vamos:
Abogados: si vamos
Tía Polly: yo buscare a Tom y tu a Becky y si están juntos pues haber quien los encuentra
Abogado: si
Los encontraron, el abogado decidió cerrar la caverna y la serró
Tom fue por Huck
Tom: Huck vamos ya se donde escondieron el tesoro
Huck: si vamos y en donde esta
Tom: esta en la caverna
Huck: vamos
Entraron donde estaba el tesoro y se fueron ahí en busca de el y comenzaron a caber donde había una marca
Tom: mira se ve algo ahí
Huck: si es un cofre creo que ya mero lo desenterramos
Tom: si aquí esta ahí que sacarlo
La sacaron y encontraron que había 2 fusibles una navaja y el tesoro lleno de monedas de oro se llevaron el oro y dejaron el resto
Huck. Si mira cuantas monedas de oro
Tom: si, dejemos lo demás y solo llevémonos las monedas de oro
Al regreso pasaron por la casa de una viuda y por guarda le dijeron que se quedara para recompensarle por tanto que a hecho Huck , se negó pero a fuerzas los hicieron pasar.
Viuda: Huck pásate quiero recompensarte por tanto que as hecho bueno
Huck: no gracias señora
Viuda: pásate
Huck: no
Viuda: porfavor nosotros te apreciamos mucho
Huck: si pues entrare
Ya adentro le dijeron que le iban a recompensar con dinero.
Tom: no señora ya somos ricos
Huck: si ya somos ricos
Tom le repartió el dinero a Huck, la viuda dijo que a Huck lo meterían a una escuela militar y Tom de abogado para que fuera uno delos mejores juristas.
Viuda: yo creo que ustedes Tom y Huck merecen estudiar algo bueno
Huck: no nos gusta ese tipo de estudio
Tom: si yo abogado claro que no
Se escabulleron
Tom: yo voy a formar una banda para atrapar a los delincuentes, pero pues tu no podrías entrar ya que estas muy ocupado
Huck: si yo se que estoy muy ocupado pero pues si podría algunos días
Tom: esta muy bien entonces solo los días que puedas estarás en la banda
Huck: si esta muy bien
Las clases comenzaron de nuevo y poco a poco Tom se comportaba mejor y era más popular, pero Becky estaba tranquila ya que era la preferida  de Tom.
Tom: Becky tu sabes que eres mi preferida
Becky: si yo lo se Tom
(Se dieron un abrazo).
Fin.
Integrantes:
Yadira Flores Rosas
Claudia Cristina Sandoval
Diana B. Vázquez Cabrera
Inday Robles Ramírez
Juan Alberto Ramírez García











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